Mundos Posibles (Ficciones) – 1999-2005
Esta serie de paisajes es la primera exposición individual, presentada en el año 2005, en ciclo Arte Càmara de la Cámara de Comercio de Bogotá.
La fotografía es el lienzo en el cual se puede pintar con luz. La imagen que sale de ese proceso creativo surge de la observación, de la experimentación, de la composición y del instante que se eterniza al obturar. El resultado es estéticamente sugerente y universal, según el principio de la necesidad interior de quien comparte su experiencia con el afuera.
La única definición clara en la vida de Camilo Sabogal, es la de lograr concretar sus ideas en imágenes expresivas, que sin la obligación de comunicar un lenguaje claro, pudiera contener en sí un momento, una luz con su contrastante sombra, una mezcla de texturas, un sentimiento.
Pero además de la belleza intrínseca de la fotografía, descubro que para crear ese “mundo maravilloso” de las posibilidades, tenía que acceder primero al conocimiento de los procesos físicos y químicos, que finalmente, inmortalizara el tiempo fenomenológico (presente).
Al involucrarme con la ciencia comprendo que la fotografía es una herramienta técnica con la cual hacer imágenes con luz. La inmediatez que deja de ser para permanecer.
La obra consta de tres series que fueron trabajadas simultáneamente durante un largo período, y que es una obra retrospectiva de “Paisajes en Blanco y Negro” (1999), con la cual tomo la decisión de continuar mi trabajo en fotografìa quìmica.
En conjunto las series son abstracciones del Impresionismo, del Expresionismo, de Surrealismo, dándose así una forma romántica a la fotografía.
“CHICAQUE” (1999)
Surgió en el parque natural que recibe ese mismo nombre, ubicado en Soacha, al sur de Bogotá. La gran variedad de formas, texturas, colores, volúmenes y espacios allí presentes, impactaron al autor, quien antes de buscar la reproducción, se concentró en lo que el mismo Sabogal llama “la sensación del detalle”, tomando la textura propia de la película fotográfica, con la cual concibió la “apariencia de realidad”, libre del carácter mimético del neoclasicismo.
“TOMINÉ” (2000)
Es la obra más grande que compone las tres series y a la que dediquè más tiempo. A diferencia de la anterior serie, “Tominé” presenta un cuidadoso trabajo de manipulación en la copia final, tanto en la ampliadora, como en el proceso químico; Lo más sorprendente de ete trabajo se da en el momento de hacer la copia, pues es allí donde la imagen cobra vida, debido a la interpretación del negativo cuando ella va surgiendo.
Busco esta vez la sensación personal en este preciso instante de la copia, por ello, la ruptura con la realidad es total: nubes, sombras, brillos, texturas, reflejos que nunca existieron, pero que se recrean en la atmósfera.
“OTROS MUNDOS” (2000).
Se expresa como un “juego de azar”. Con el convencimiento de no ser el único habitante del universo, muestro otro mundo del referente, y a su vez, como otro mundo. Para este propósito, manejo materiales fotosensibles bajo condiciones extremas, encontrando imágenes que salen del cielo en las noches de luna, reflejadas con las posibilidades que ofrece el negativo.